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Los chakras son como espejos del alma, reflejando no solo nuestra energía espiritual, sino también los estados de nuestra salud física, emocional y mental. Cada chakra guarda las semillas de nuestras emociones y pensamientos, y cuando uno de ellos se bloquea o se desequilibra, se manifiesta en nuestro cuerpo y nuestra vida. No hay enfermedad ni malestar que surja sin que haya un primer susurro en nuestros centros de energía, una señal sutil que nos invita a mirar dentro de nosotros mismos.

Muladhara – raíz.

está vinculado a nuestra conexión con la tierra, nuestra seguridad y supervivencia. Cuando este chakra está desequilibrado, es común sentir miedo, inseguridad, o problemas en las piernas, pies, columna y articulaciones. Los problemas de raíz, como el dolor lumbar o la fatiga crónica, son reflejos de una desconexión de nuestra base, de no sentirnos apoyados por la vida.

Svadhisthana – sacro.

Está relacionado con nuestras emociones, creatividad y sexualidad. Cuando está bloqueado, se puede manifestar en desórdenes emocionales, relaciones disfuncionales o problemas reproductivos. Los malestares en las caderas, ovarios o sistema urinario pueden ser señales de que estamos reprimiendo nuestra creatividad o emociones, de que no estamos permitiendo que fluya la energía vital.

Manipura – plexo solar.

El centro del poder personal, refleja nuestra voluntad y autoestima. Si este chakra está bloqueado, podemos experimentar falta de confianza, inseguridad o problemas digestivos, como gastritis, úlceras o incluso trastornos metabólicos. Cuando nuestra voluntad está débil, el fuego interno se apaga, y nuestra energía vital no puede transformarse adecuadamente.

Anahata – corazón.

El corazón, nos habla del amor incondicional y la compasión. Si está desequilibrado, puede manifestarse en problemas cardíacos, respiratorios o dificultades para conectar emocionalmente con otros. La tristeza profunda, la ira no resuelta o la incapacidad de perdonar crean un bloqueo en este centro, y el corazón sufre las consecuencias, tanto a nivel emocional como físico.

Vishuddha – garganta.

Está relacionado con nuestra capacidad para comunicarnos y expresarnos auténticamente. Un desequilibrio en este chakra puede causar problemas de garganta, cuello, o incluso problemas auditivos. La dificultad para expresar nuestra verdad, para hablar desde el corazón, genera bloqueos que afectan nuestra salud física, pues la energía de la voz y la comunicación no fluye libremente.

Ajna – tercer ojo.

Está vinculado a nuestra intuición, nuestra capacidad de ver más allá de lo evidente. Un desequilibrio en este centro puede manifestarse en dolores de cabeza, migrañas, visión borrosa o confusión mental. Cuando no escuchamos nuestra intuición o estamos demasiado atrapados en la mente, el flujo energético se bloquea y nuestra capacidad de ver con claridad se ve empañada.

Sahasrara – corona.

Es nuestro vínculo con lo divino, con la conciencia universal. Cuando está desequilibrado, se puede experimentar un sentido de desconexión, depresión o falta de propósito. Las enfermedades neurológicas o mentales, como la ansiedad o el insomnio, son reflejos de una desconexión con nuestra esencia más elevada, del olvido de nuestra verdadera naturaleza divina.

Aura / Campo Electromagnético

El octavo chakra no está en el cuerpo, pero lo envuelve todo. Es el campo magnético de tu ser, el halo que los antiguos santos y sabios sabían ver. En la ciencia del Kundalini Yoga, lo llamamos el chakra de la aura, el centro que protege, proyecta y revela la totalidad de tu frecuencia espiritual. Este chakra no se activa con fuerza, se despierta con pureza, con verdad, con la alineación del alma.

Y sí… también susurra.

Cuando el octavo chakra está débil… es como si tu campo de protección tuviera huecos. Te cansas fácil. Absorbes las emociones de otras personas. Sientes ansiedad sin saber por qué. Te enfermas con más frecuencia. Puedes sentirte perdido, confundido, o sin rumbo.

Pero cuando el octavo chakra brilla, tu presencia cambia. No necesitas hablar para sanar: sanas con solo estar. Tu aura se convierte en un escudo radiante, un campo de gracia. La enfermedad no puede penetrar un campo fuerte. La negatividad no puede permanecer donde hay coherencia entre el alma, el corazón y la mente.

Y entonces, el octavo chakra ya no solo susurra… canta! Canta el canto de tu alma, en armonía con el universo.

Así que, si escuchas el llamado de tu aura, no lo ignores. Cuida tu energía, medita, respira, vibra mantras sagrados; porque el alma siempre quiere guiarte… pero primero necesita que la escuches!

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